Header

visitas

...from zero61:
Visita nº 1: el médico.
Viene un señor. Un facultativo, parece. Se espanta del termómetro roto por la presión del mercurio. Se asusta porque sólo quedan hilachos de rojo en el blanco de mi garganta. Toma lactosa, mariposa. Me receta 4 viales 4 de penicilina para inyectar. Me da un volante para los pinchazos. Se va.

Mi bondadosísima compañera de piso, alias mi exposa, amiga donde las haya, trae los frasquitos de inyectable de la farmacia. Volvemos a llamar al 061.

Visita nº 2: el practicante.
Aparece otro señor que no para de hablar. Un asistente técnico sanitario, los llaman. Carrete 100%, oiga, pero al menos es cachondo. Mira el volante y -sin soltar la hebra- va sacando la jeringa, poniendo la aguja, hablando, golpeando la ampolla, extrayendo el líquido, mezclándolo con los polvitos, rajando de lo lindo, carguen, apunten, charlen y ¡fuego!
Pero no noto nada. Casi nada. Le pregunto «¿Ha acertado?». Blablablabla. Me parece un tipo muy gracioso. Encantado. Hasta otra. Gracias, gracias. Adiós.

Lunes en cama. Jo.
Bueno, más que en cama, es uno de estos días de encierro. Bata, pijama y pantuflas son mi protección. Mi exposa me da cariño. Me cansa ver el pseudogotelé amarillentos del piso, los quicios marrones, el suelo de terrazo, mis cortinas pop y el cuadro del salón tanto tiempo. El acto se acerca.
To be continued...

Descubre un efecto secundario