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famoso por un día

Gracias a todos los que me visitáis hoy
por aparecer en los WTF de Microsiervos.

Si os interesan entradas cachondas, os las recomiendo sobre:
- yanquilandia,
- sexo o
- transporte público.

También os recomiendo mi primera gran intervención en Quédate a dormir.

Y ¡comentad, que no os como!

el imperio (anclado) de en medio

A los que nos ha dado por suscribirnos a las noticias de Amnistía Internacional, nos ha llegado un correo en el que nos recuerdan que


A sólo diez días del comienzo de los Juegos Olímpicos, China sigue incumpliendo los compromisos que adquirió de introducir mejoras en materia de derechos humanos. La pena de muerte (incluso por delitos fiscales), la censura a periodistas y medios de comunicación, la represión contra los activistas por los derechos humanos... siguen ensombreciendo al gigante asiático.

Millones de personas en China confían en la presión internacional para lograr que los derechos humanos sean una realidad en su país.
Y siguen con una invitación a seguir actuando por un mundo más justo y más libre.

¡Hacedlo saber!

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Para los que no lo sepan, tengo un especial interés en multitud de temas, debido a mi personalidad número 7 (del pseudocientífico eneagrama) y a lo que doy en llamar el complejo de marisiabidilla que tenemos los que hemos pasado por ciertos estudios.
Entre las maravillas que me fascinan está el diseño, sin olvidar la tipografía.
Bueno, pues aquí tenéis un vídeo que me ha parecido especialmente gracioso:

[modo inglés: ON]

http://www.collegehumor.com/video:1823766

ahorremos tiempo y jabón

Verdad de la buena, os lo pueden confirmar, aún quedan burros en este planeta.
Estaba tomando unas copichuelas con tapilla, en un bar de origen -como habréis adivinado- granaíno. El bar no tiene desperdicio, al lado de la avenida del cardenal Herrera Oria, allá por los mandriles, no muy lejos de la Vaguada.


En esto que podemos oír una conversación entre este tipo, también conocido como un camarero o hasta puede que un socio del bareto
y lo que venía a ser un cliente habitual o algo así:

- ¿Qué? ¿Cómo va eso?
- Está ya a puntito
- ¿Va a parir ya hoy?
- Puede, pero mejor no, hombre que no me nazca hoy.
- ¿Y eso?
- Que hoy es San Maricón, sabes, que no me nazca hoy.

Claro, era el 5 de julio, que todos sabemos que es... la resaca de la Independencia de los E.U.A. Porque «San Maricón», puede ser dos días: o el día de San Sebastián, figura saeteada y andrógina donde las haya; o el día por la igualdad de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, en conmemoración de los altercados de Stonewall, el 28 de junio del 69. Lo primero que se le ocurre a uno, es decirle cuatro cosas (eres una máquina, eres una piedra, eres una planta, eres un animalito). Pero no, pensé mejor dos veces: post que te crió. Porque como mi sabia madre siempre dice:

«Quien lava la cabeza a un burro,
pierde el tiempo y el jabón».

C
erdits: foto original del amigo multiManíaco.

breve y sabroso

Una vez más, me sorprende el ser humano.
He pasado un fin de semana como hace tiempo que no pasaba.
Gracias a Maiko, a César, a Fátima y a Quique.
Todo ha sido gracias a que se ve que elegí bien algunos amigos.
Cervezas, fotos y abrazos me han sabido a gloria.

contribuyendo

Bueno, el lunes en la delegación de hacienda me quería morir. Sí, ¿qué pasa? El lunes.
Primero, hay cola para entrar y tienes que despojarte de todo lo que lleves encima, no sea que en tu carpeta transparente (en la que se ve que sólo hay papel) puedas esconder un artefacto de destrucción masiva. Hay carteles indicando que el turno se coge en una máquina con pantalla táctil a todo color y que tiene indicado perfectamente unos cinco o seis tipos de trámite diferentes. Bueno, pues hace falta un señor basto cual arado para que te dé el papelito de turno (¿el sueldo corre por cuenta de los impuestos de quién?). Además, había mogollón de personas para todo tipo de trámites y sólo dos ventanillas para presentar la declaración. Lo flipas. Me senté pacientemente.
Cansado, e inquieto porque estaba fuera del curro de estranjis, viendo que, al ritmo que iban, llamarían a mi turno para dos mil nueve, que la reunión con mi jefe era a las once y eran ya las diez y pico, estresado, jodido por acostarme tarde y por dormir poco, temiendo lo peor, me dije: «Si pruebo otra delegación, no pierdo nada. De hecho, a lo mejor en el paseo me calmo y si, en todo caso, no sirve de nada irme a la otra delegación, al menos hago tiempo para el turno de las narices». Esto me lo dije yo mentalmente mucho más rápido de lo que lo leéis vosotros, pero menos que Número 5.

En la otra delegación, que está a siete u ocho minutos a pie de la primera, atravesando las vías principales del centro y un parque, tuve que volver a hacer cola y sacármelo todo de los bolsillos otra vez. Por suerte, esto era mucho más rudimentario: un par de mesas atendían el registro de entrada de documentos y, entre ellos, de la renta. Había tres o cuatro personas en cola y una señora sentada en una de las mesas. Estaba pasando un apuro, porque no había puesto en la declaración su número de cuenta. No se lo sabía (bueno, vale), no lo llevaba encima (bueno, vale), pero es que no quería acercarse a la caja de ahorros que teníamos a cincuenta metros, por tal de no perder el turno. Para más INRI, no llevaba el móvil, así que tuvo que ponerse a llamar desde un teléfono de la delegación, es decir ¡a mi costa! (y la vuestra, oh, contribuyentes).
Llevaba dos versiones: una con mi dirección de Barcelona y otra con la de aquí. Bueno, al final el señor que me atendió me dijo que mejor la de la dirección de allí, que es donde más tiempo había estado y no influía para la dirección fiscal.
Y es que, contra todo mito, ¡¡los catalanes me devuelven más lerus!!