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last night

ingredientes nuevos
hacen puchero
rompen a hervir
hacen «pop»

and we'll become and we'll become and we'll become
silhouettes when our bodies finally go

ba ba ba ba
gracias

un día

Sí, vuelvo a recobrar fuerzas poco a poco.
Ahora que estoy instalado en el nido y que empiezo a tener algo parecido a una rutina espero poder escribir un poco más. Para empezar, os contaré un día cualquiera en mi nueva vida.
Me levanto. Me aseo, me visto (llevo camisa casi todos los días, miren ustedes) y desayuno a la velocidad del rayo. Con la leche chocolateada en la laringe, me pego la gran carrera de la mañana al autobús. Cuesta abajo y sin frenos, oigan, recorro las calles estrechas y empedradas de mi pueblo para llegar a una explanada por la que pasa el autobús a la capital. Así que con esto me despierto por fin.
Si tengo suerte, el autobús no llega mucho más tarde de su hora y la carrera ha merecido la pena. Si no, maldigo la hora en la que me levanté temprano y el monopolio de la ruta que tiene esa empresa de perros. Porque es la única hora del día a la que uno se encuentra con embotellamientos, y más cuanto más tarde se sale. La semana que viene a lo mejor me llevan en coche por la mañana.
Bueno, pues en el autobús, uno intenta que el viaje se pase lo más rápido posible, es decir: dormido (ahora que había conseguido despertarme, vaya). No obstante, en el siguiente pueblo (que está a unos 7 minutos, tiempo insuficiente para empezar a roncar) se monta al autobus una banda de gallinitas cacareadoras todas las mañanas. Esas señoras del campo, van a ganarse el pan a la capital y empiezan el día contentas, jaleosas.
Luego toca trabajar. Por último, según el día, o me vuelvo con el bus de las seis y con coscorrón incluido. Al final, me dedico a vaguear en mi casa del pueblo y -miren, que lo intento- nunca consigo dormir antes de la una de lamañana... aaaargh.
Next week, next week, next week...

ultra lights

Cosas de la vida. He conocido (no, bíblicamente no) a un coreano. Simpático, creativo y que habla italiano. Teníamos que trabajar juntos, así que el miércoles quedamos en una primera reunión. El señor en cuestión, con carita de treinta y cinco pero cuarenta y dos a sus espaldas, fumaba una variedad de cigarrillos hasta ahora inexistente en España.


Nótese que en Corea del Sur no se puede fumar hasta los diecinueve.

Por cierto, esto sucedió en Salmorejóliwood, porque ¡ahora vivo aquí!
Adéu-siau.

eres PC, eres Mac

Haciendo honor a los niños de Hidrogenesse (Rubí), que tiempo ha nos deleitaban con «Eres PC, eres Mac», os paso una serie de vídeos que Apple preparó para publicitar sus Macs en Estados Unidos.

Tenéis la versión española
y la versión original.

¿todo lo que entra tiene que salir?

A veces ocurre que uno se encariña de la gente. Intentamos ser de hielo, o de piedra, pero nos volvemos de caramelo. Vale, no es que pase a veces, es que ¡quien se resiste a amanecer junto a un cuerpito caliente! Efectivamente, un servidor de ustedes no.
El cuerpito en cuestión tiene su historia. Lo he nombrado criatura entrañable: me saca divino en las fotos, me muerde en el pliegue exacto, me cocina estupendamente, me lo tiene todo muy recogidito, me hace monerías creativas y me tiene un iMac. Ahí es nada.
El caso es que me quedé a dormir en casa del cuerpito. La casa tiene su cocina entrañable, con su batidora americana que pica hasta hielo, sus hornillas de gas, sus libros de cocina a mansalva, su horno, su orden y su limpieza. La casa tiene su comedor con papel pintado con motivos psicopop y muebles retro. La casa tiene unas ventanas que dan a la calle Diputación.
La calle Dizorración no se caracteriza por la ausencia de vehículos ni personal. Además, al día siguiente era festivo en Barcelona (la iliada, o algo así), con lo que no paraba el trajín ni un minuto. Para más IESVS NAZARENVS REX IVDAEORVM, en la Ciuad Condal reinan las motos. Añadamos a todo ello que el calor envolvente y lo antiguo de las ventanas impedían todo aislamiento acústico. Toma del frasco, Carrasco. Así que uno con el ruido no podía pegar ojo:
I - Ignorarlo no sirvió.
II - Respirar hondo para relajarme, tampoco.
III - Respirar fuerte para amortizar otros sonidos, pues imagínense.
IV - Construirme unos tapones de los oídos con papel higiénico resultó inutil y -posteriormente- repugnante.
V - Adivinad la rima.
De modo que un servidor de ustedes, que tenía deberes al día siguiente, decidió poner pies en polvorosa. Esto también fue por fases:
a - Utiliza la luz del móvil para no despertar al cuerpito (vale, hubiera sido una ardua tarea, que lo sepan, pero -vaya- por consideración).
b - Busca papel para dejar una nota y que el cuerpito no se aturda de extrañeza al despertar. Yo tenía una libreta (uf).
c.1 - Busca lápiz o bolígrafo (la pluma que teníamos no sirve para escribir) en la habitación. Pues no se encuentra, oigan.
c.2 - Corre a la cocina, a ver si ahí sí que escriben, si hacen lista de la compra o alguna cosa así. Pues tampoco.
c.3 - Profana el cuarto (en ese momento desocupado) del compañero de piso, para encontrar un boli que no escribe.
c.4 - Repeat c.3
c.5 - Llévate el papel allí, a ver si sirve alguno de los cientos de instrumentos de escribir que tiene.
c.6 - Vuelve por el móvil-antorcha, para ver lo que escribes.
c.7 - Repeat c.3
c.8 - Escribe con un lápiz finalmente, bajo la luz del móvil, para descubrir más tarde que era de color lila.
d - Abre la puerta para salir ¡finalmente?
e - Cae en la cuenta de que hay que cerrar con llave tras de sí, porque la cerradura es caprichosa.
f - Intenta despertar al cuerpito para que te cierre. Nanay de la China.
g - Ponte a buscar las llaves en la habitación (sólo podían estar dentro de ese huevo chino de porcelana hortera).
h - Sufre al separar la llave que necesitas de su anilla, virtualmente indestructible.
i - Vuelve a intentar establecer comunicación con el cuerpito para explicarle (porque en la nota ya no te cabe, con tantas tonterías que has puesto) que la llave se la vas a dejar en el buzón de abajo, que es lo menos insensato que se te ha ocurrido. Ya verás si te escucha, ya.
baile aragonés - Trata de cerrar una puerta que ya de por sí era caprichosa antes de que le metieras algo por el agujero. Duda entre cargarte el mango de la llave o tu muñeca. Consigue hacer palanca con otra llave y abre. Uf.

Huí de ese infierno de orden, belleza y ruidos callejeros para ver que mi metro acababa de pasar y quedaban ocho minutos ocho para el siguiente.
Cuenta la leyenda que el cuerpito se despertó desorientado, me creyó fugado de su -ejem- respiración fuerte y de camino al cubículo de aseo personal vislumbró un cuerpo en el sofá. Se acercó, creyendo que era el de un servidor... jijiji. Luego me llamó para compartir la anécdota conmigo y desvelar una gran duda: cómo había salido sin las llaves. Efectivamente, lo suyo era trance y lo demás tonterías. El pobrecito aún no había hechado en falta la llave de la libertad y de la seguridad. Pero tiene un iMac.

vapuleo

Javier Pradera, que no suele dejar indiferente, firma hoy un artículo de opinión que no tiene desperdicio. Ya en el 96, el Mundo advertía de sus artes. Hoy pone al PP de vuelta y media, defendiendo al PSOE, con los incisivos. No os lo perdáis.