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¿secuelas sectarias?

Cuando llegué a Barcelona ya llegué desencantado del metro. Pero, comoquiera que es un medio de transporte necesario, uno lo toma y -de paso- aprovecha la vidilla que conlleva.
Hoy un señor salía del vagón cuando me iba a montar. Vi que otro tipo le estaba dando golpes en la cabeza o la espalda. No lo vi muy bien, pero sí que vi la cara de espanto del señor que bajaba, golpeado. El tipo que alegremente había golpeado al señor balbucía en una mezcla de catalán y español frases de un nivel de intelección 2 en una escala de 0 (nomanterao dená) a 10 (iraqueclarito). Se comportaba, de hecho, de manera extraña.
Por ejemplo, sonaba un reloj. Entonces, emitía unos sonidos por su boca que se asemejaban a algo como «Lassei, lassei. Sonlassei, ha-ha-ha» (esta risa daba un poco de miedito). Digamos que entonces se jum se «emocionaba» y se levantaba de su asiento. El asiento se lo cedió una señora que prefirió seguir de pie a pesar de sus muletas. Ahí es nada.
Llevaba una mochila del Barça y no paraba de repetir cuando se levantaba: «Mmmbbdammadrí, mmbbdammadrí». Se me ocurrió que se trataba, quizás, de un espécimen tocado por las secuelas de lo que algunos periquitos dan en llamar la puta secta [sic].
Este lugar es muy curioso, aunque a veces me planteo si en mi tierra no hay ejemplares parecidos.

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