Es una camiseta de periodismo que me enrarece, justo ahora.
Leo en diagonal y a saltos el plano de una mente y no puedo evitarlo: el cansancio me traiciona.
Aguasal asoma entre párpados y pide salir a gritos callados. Pero no sale, porque es el cansancio el que me traiciona y los dedos martillean, manchados del tomate de la cena, llenos de picaduras de mosquitos en este verano temprano, martillean que no estoy mal. Martillean para convencerme de que más me vale acostumbrarme. Pero no me acostumbro ni en broma, martillean.
Contra todo pronóstico, me he acostumbro al ascetismo del papel quemado y las dermis conexas.
Contra todo pronóstico, todo va más bien bien ¡Bien! Bien estaría la yema en el interior, la palma agitándose.
Contra todo pronóstico, martillean y me alivian y vuelve en mí la cordura y las ganas de proyectar/me/nos/los.
Contra todo pronóstico, como pan ácimo (Del lat. azymus, y este del gr. ἄζυμος) y no está sequerón, sino que pasa sin dejar sabor.
Algún día, será bollo de leche, que es lo que quiero.
paraepiephedrín en posts, vía ocular
No luches con monstruos para así no convertirte en uno de ellos: si contemplas el abismo, el abismo te devuelve la mirada.
– Nietzsche
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4 efectos secundarios:
euuu... qué?
Señor, el camino siempre acaba haciéndose algo monótono, pero la ambrosia espera en los descansos y en los finales que usted persigue.
Suyo afectísimo.
No os dejéis llevar por las apariencias. Los coros pueden ser confusos y paradójicos. Confiad en que cantan la comedia.
entre párpados y pide salir
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